En esta nueva sección del blog de bodas, Confesiones de una Bridezilla, os contaré mi experiencia personal, de novia a novia, sobre cómo sobreviví a la organización de mi propia boda.
A mí siempre me han gustado las bodas, soy una romántica empedernida y me declaro una firme enamorada de las bodas. Me fascina lo que ha evolucionado todo el sector nupcial y nunca me canso de buscar nuevas ideas originales para bodas, decoraciones de ensueño, vestidos alucinantes… Por eso, cuando me llegó el turno de organizar la mía propia, estaba emocionadísima por comenzar con todos los preparativos y poder celebrar la boda con la que siempre había soñado (como todas, imagino). Sin embargo, cuando te metes en barrena ¡qué distinto se ve todo desde dentro y en primera persona!
Disfruta de la organización de tu boda… ¡Ja!
Confieso que una de las cosas que más me sacaba de quicio era escuchar continuamente el topicazo de “Disfruta de tu boda desde su organización porque es un momento único”. En serio, ¿a quién carajo se le ocurrió esto? ¿Estamos de coña? No nos engañemos, organizar tu boda no es ni fácil ni bonito, por eso están las Wedding Planners reconocidas como auténticas hadas madrinas del siglo XXI. Yo juro y perjuro que me volví loca buscando una para mi boda, pero por más que frotaba lámparas no encontré ninguna por la zona donde me casaba y tampoco la iba a traer de la Conchinchina (ahora igual me arrepiento). Así que comencé con la búsqueda de información e ideas -> Principal Fuente: Internet.
¿Qué es una Bridezilla?
Bridezilla es un término coloquial que mezcla los términos Bride (novia en inglés) y Godzilla (el monstruo japonés que destruía todo a su paso). Se utiliza para denominar «con humor» al estado por el que pasa una novia cuando es capaz de arrasar con todo y todos por conseguir una boda perfecta. ¿Te suena?
Cuando comencé a buscar ideas para mi boda, me harté de ver fotos sobre bodas idílicas y perfectas, bodas de cuento de hadas, en tonos pastel y con cierto toque vintage, de una tal Kate y Steven. Fue entonces cuando empecé a sentir una especie de ansiedad por lo que quería y no podía, las diez mil tareas pendientes me desbordaban y entonces llegaron los nervios sobre la organización de la boda, las discusiones, los constantes cambios de humor y la sensibilidad a flor de piel.
Cuando nada te parece de postal de Disney, piensas que eres la única a la que esto se le hace cuesta arriba, la única novia a la que esto se le viene grande, la única que ríe de felicidad y al momento llora de desesperación; porque esto no te lo cuenta nadie, pero es REAL, y pongo la mano en el fuego porque a la Kate ésta también le pasó (y si te fijas bien en las fotos seguro que tiene hasta un poco de ojeras).
Y como los males son menos malos si se comparten, me apetece crear este apartado para ayudarte a afrontar los nervios preboda con un toque de humor, que nunca está de más. Aquí no hay trampa ni cartón, solo mi sincera experiencia personal contada de novia a novia. Porque todas buscamos una boda perfecta y nos dejamos la piel, el alma y, si me apuras, la vida; por conseguirlo.
Te confieso, que cuando me prometí, yo también soñé con una boda perfecta de cuento, en la que una paloma blanca me traía las alianzas al altar.
Confieso que yo también me peleé con mi prometido por su poca implicación en la organización.
Confieso que yo también luché por agradar a todo el mundo y finalmente no lo conseguí.
Confieso que yo también fui una Bridezilla
Fotografía: Banco de imágenes SXC